domingo, 29 de noviembre de 2009

Desde Sociales, declaración sobre el alza de aranceles.



Como organización, desde la Facultad de Ciencias Sociales declaramos lo siguiente frente a la coyuntura actual sobre los aranceles:


Chile es un país especial donde las Universidades del Estado deben autofinanciarse. Una forma de hacerlo es dejando de lado su rol público para vender productos al mejor postor, pero la forma más fácil es subir los aranceles a sus estudiantes, año tras año, entre $100.000 y $300.000 pesos. La situación es insostenible, y nuestro organismo “representativo-de-los-estudiantes” llamado FECH debe conversar con las autoridades al respecto. Un tecito, una galletita y una mesa de negociación es la dinámica de todos los años, y funciona más o menos así: una nueva mesa FECH asume el mando, el rector le regala el alza de aranceles como bienvenida, los dirigentes se molestan y convocan a un pleno donde se indignan y desesperan reclamando justicia, impotentes porque ya nada pueden hacer… salvo negociar.

 ¿Y qué negociar? El objetivo es simplemente que los aranceles no suban y hacer algo al respecto. ¿Pero qué se termina transando? El alza de los aranceles. Es que “algo hay que ganar”, “en la negociación hay que ceder algo”, “ya no hay fuerza para movilizarse y no queda otra opción” dicen. En esas afirmaciones tan comunes de nuestros dirigentes hay una verdad y mil hipocresías, porque si bien a estas alturas del año no hay mucho que hacer, no es menos cierto que año tras año el cuento es el mismo y aun no ha habido una FECH capaz de adoptar una postura que permita ganar la demanda que ellos mismos impulsaron.

 Este año la situación es increíblemente la misma. Y la pregunta es obvia: ¿cómo se pretende negociar de todos modos? Los aranceles subirán igual, otra vez con un acuerdo con rectoría y buenas relaciones. Nuestros dirigentes han practicado sistemáticamente el cultivo de “buenas relaciones”, que consisten en que las autoridades hagan lo que quieran y nosotros digamos lo que podamos. ¿Tiene algún sentido una FECH que se niega a aprender de la experiencia de años anteriores, incapaz de criticarse a sí misma?

La única opción real para afrontar el problema de los aranceles (inseparable del autofinanciamiento), así como el del acceso y otros que se vienen el próximo año es la única que ha dado frutos alguna vez, es decir, la movilización, y eso todos lo saben,  incluyendo las autoridades. ¿Qué sentido podría tener un movimiento estudiantil reactivo, que recuerda sus problemas cuando ya es tarde y espera que un líder le diga que hacer?  Y es que no podemos depender de los nobles intereses que tienen las organizaciones que controlan la FECH, la alternativa real está en que cada uno de nosotros impulse este tema en nuestras respectivas Facultades, ya que sólo por medio de agitaciones locales nuestros dirigentes de la federación se verán obligados a actuar con firmeza bajo nuestra dirección, y no a su pinta como están acostumbrados.


No perdamos de vista que los argumentos de nuestras autoridades son puros tecnicismos que no admiten mayor análisis pues sólo recubren voluntades políticas: Nuestra alternativa no puede ser otra que obligarle a que su única alternativa sea exigir financiamiento del Estado, al tiempo que democratizamos nuestra Universidad y obligamos a que el conocimiento que genera sirva realmente a las mayorías.

Las cartas están sobre la mesa y la invitación en juego: el próximo año debemos pasar a la ofensiva, no permitamos que la educación se siga mercantilizando, no volvamos a aceptar jamás negociaciones de última hora.
¡A cambiar nuestra Universidad para
cambiar la Sociedad!
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