viernes, 5 de marzo de 2010

Y ahora, es tiempo de ayudar.


En esta semana, he vivido y he visto lo que muchas personas jamás vivirán o verán en su vida. He sentido el miedo más grande: pensar que perdiste a los que más amas. He sentido la mayor de mis alegrías: volver a ver a los que amo. He visto como mi ciudad fue arrasada por un terremoto, y como lo poco que quedó de pie se lo llevó un tsunami. He pasado frío, he tenido hambre, he tenido miedo, he llorado, he hecho largas filas para tener un poco de agua, he visto el dolor de las personas, he sufrido por los muertos y muertos muy queridos (tía Amelia, la adoro y adoraré por siempre, gracias por todo lo que me enseñó), he visto la casa donde me crié y crecí en el suelo, he visto a gente cruel que roba y saquea, he visto la impotencia de la gente, he visto el dolor en sus rostros, el miedo y la desesperanza. 

Pero también he visto lo mejor de las personas: he visto a la gente ayudarse, a dar lo poco y nada que tienen a aquellos que tienen aún menos. He visto a la gente compartir, luchar y salir adelante. He visto a la gente levantarse, ponerse de pie e intentar reconstruir sus vidas, sus sueños y su ciudad.

Siempre dije que Constitución era la ciudad más hermosa de Chile y que la Piedra de la Iglesia era muchísimo más bella que la Portada de Antofagasta. Sigo pensándolo. Porque mi ciudad no está tan solo en las casas que se cayeron o en todo lo que perdimos. Sino que está en cada una de las personas que la integramos. La belleza de Constitución está en su gente, en la gente que ahora está luchando por salir adelante pese a todo lo que tenemos en contra. Se que lo lograremos, a lo mejor nos costará muchos años, pero tengo fe en nuestra gente y tengo fe en Dios que nos ayudará en este largo camino.

Quería escribir esto, porque muchos de ustedes ven lo que sucede como algo lejano, pese a que estamos en el mismo país sé que muchos no se dan cuenta de lo que ha ocurrido… ven las noticias, les da pena, pero no hacen nada. Por eso quiero llamar a cada uno de ustedes, quiero llamarlos a que reconstruyan no sólo Constitución, sino todas las ciudades, pueblos, caletas afectadas con nosotros. También quiero llamarlos a que piensen, que valoren lo que tienen… si ven una persona que quieren en la calle, saludan, sonrían, que puede que mañana pase algo y jamás te la vuelvas a encontrar. Quiero llamarlos a que estén con sus familias, porque nunca saben cuando van a perder a uno. Quiero llamarlos a que cuiden sus casas, sus barrios, porque no saben cuando estos puedan caer. Quiero llamarlos a que se cuiden, porque la vida es muy frágil, pero muy bella.

Lo que he aprendido estos días me ha hecho más fuerte. Me ha hecho valorar cosas que antes no valoraba. Me ha hecho creer en cosas que antes no creía.

Ahora es tiempo de ayudar, por favor, ayuden en la Teletón que se hará estos días. Si pueden donar alimentos háganlo (dado que el agua no es un bien que abunde en las zonas afectadas, tiene que ser comida que se prepare con poco agua como el arroz o las lentejas, también conservas). Si pueden donar leche, háganlo, hay muchos niños afectados que la necesitan. Si pueden donar pañales, háganlo. Si pueden donar cloro, háganlo, pues pronto llegarán las infecciones.

Espero haber llegado aunque sea un poco a sus corazones y nos ayuden a reconstruir el país, nuestro país.

Cariños,

Mariana Cecilia Muñoz Acuña.



2 comentarios:

  1. "Quiero llamarlos a que se cuiden, porque la vida es muy frágil, pero muy bella."

    Me quedo con eso.
    ¡Fuerza Mariana!

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  2. Mari, muy emotiva... realmente esto es algo a lo que no podemos quedarnos ajenos.
    "Seamos protagonistas de la reconstrucción y no testigos de la desctrucción"
    Un gran abrazo, mucha fuerza, y porfa necesito hablar contigo urgente

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